
Largas colas y laboriosos inventarios: cosas de las que probablemente todo el mundo podría prescindir. La buena noticia es que ya han quedado atrás los tiempos en los que había que comprobar manualmente los números de las entradas o escanear uno a uno los códigos de barras en el almacén. Ahora todo esto se hace de forma sencilla, automatizada y sin contacto. Y todo ello con la ayuda de un pequeño chip de datos. En este artículo descubrirá cómo funciona este método RFID y cuáles son sus ventajas.
¿Qué es RFID?
RFID significa Radio Frequency Identification. En español, sería algo así como “identificación mediante ondas de radio”, y es exactamente así como funciona la tecnología. Con la ayuda de las ondas de radio, los dispositivos pueden identificarse automáticamente.
La función principal: chips RFID con un número de identificación único, que actúan como transpondedores o etiquetas (tags) para enviar y recibir datos. Según el tipo, los chips pueden ser programables una sola vez o varias veces.
¿Cómo se pueden leer los datos almacenados en el chip? Es sencillo; se hace sin contacto alguno, usando un dispositivo lector/escritor RFID, que crea un campo magnético o electromagnético para el intercambio de datos. Esto proporciona energía al transpondedor (por ejemplo, integrado en una tarjeta o en un lanyard), permitiéndole enviar y recibir datos mientras esté dentro del alcance del campo.
Tags activos y pasivos
Los tags RFID activos tienen su propia fuente de energía, lo que aumenta el alcance de la transmisión de datos. Dependiendo de la tecnología, los transpondedores activos pueden leerse a cientos de metros de distancia, teóricamente sin obstáculos. Por la fuente de energía integrada, son más grandes que los pasivos.
En cambio, los tags RFID pasivos obtienen energía del dispositivo lector. Para el intercambio de datos necesitan estar cerca del lector, normalmente a pocos metros. Desde 2010, se incorporan tags pasivos en los documentos de identidad, para autenticación electrónica.
¿Qué ventajas ofrecen los transpondedores RFID?
Individualización:
Cada chip lleva un número único, lo que permite asociarlo a productos específicos y prevenir falsificaciones.
Lectura en grupo:
No es necesario escanear cada tag RFID por separado. Mientras los tags estén dentro del alcance del lector, pueden leerse todos a la vez, lo que acelera enormemente el proceso.
Lectura sin contacto:
Leer los datos no requiere contacto visual y es completamente sin contacto. El transpondedor solo debe estar dentro del campo electromagnético que genera el dispositivo lector. Las etiquetas de ondas de radio funcionan incluso a través de barreras ópticas como paredes o materiales de embalaje, una ventaja frente a los códigos de barras o QR, que además se inutilizan con suciedad.
Gestión flexible de datos:
La información en un transpondedor de ondas no es estática, como ocurre con los códigos QR. Se puede reescribir o borrar el contenido del tag según se necesite.
¿Dónde se utiliza el RFID?
Gracias a sus muchas ventajas, el RFID se usa en numerosos campos para simplificar y acelerar procesos. Por ejemplo, en la gestión de mercancías en logística, en bibliotecas para la gestión electrónica de libros, o como llave para desbloquear habitaciones de hotel.
También son ideales como alternativa para el control de presencia en el trabajo; solo hay que pasar la tarjeta por el terminal y los datos de asistencia se registran automáticamente en el sistema informático. De hecho, la mayoría ha usado la tecnología en el DNI, ya que desde 2010 se incluyen chips de autenticación en dicho documento.
No solo los objetos tienen identificación única mediante RFID; también los animales pueden recibir microchips implantados bajo la piel, donde se almacenan los datos del propietario. Así, tras leer el chip, el animal se puede asociar claramente a su dueño o consultar su estado de vacunación. Esto es especialmente útil al viajar al extranjero o si la mascota se pierde.
El uso de transpondedores RFID es especialmente frecuente para controles de acceso en eventos como festivales, conciertos o ferias. Integrados en pulseras, llaveros, tarjetas o lanyards, los chips se leen en segundos y permiten el acceso sin necesidad de revisiones visuales ni romper tickets. Además, se pueden proteger áreas específicas a las que solo acceden personas autorizadas, que reciben una tarjeta RFID especial que abre automáticamente las puertas de esas zonas.
Cuando se habla de transmisión inalámbrica, a menudo además de RFID, aparece el término “NFC”. También aquí los datos se transmiten por ondas de radio. Aunque frecuentemente ambos términos se usan como sinónimos, existen diferencias importantes.
NFC y RFID: ¿Cuál es la diferencia?
NFC significa Near Field Communication Es un subgrupo especial de RFID; en concreto, es un método de emparejamiento basado en la transmisión de ondas RFID. Hay una frecuencia estandarizada mundialmente para transmitir datos NFC: 13,56 Hz.
La ventaja decisiva de NFC: la comunicación y el intercambio de datos pueden hacerse en ambas direcciones. Mientras que la RFID convencional tiene un transpondedor con información y un lector que la extrae, los dispositivos NFC pueden ser simultáneamente lectores y transpondedores. Dos dispositivos pueden intercambiar información mutuamente, como ocurre con Bluetooth.
Actualmente, la mayoría de smartphones cuentan con NFC y pueden transmitir datos inalámbricamente. Por ello, la mayoría puede leer chips RFID. Eso sí, aunque el intercambio NFC es inalámbrico, solo funciona cerca: la distancia máxima es de 5 a 10 cm. Hoy en día, NFC se emplea principalmente en pagos sin contacto.
Pero esta tecnología inteligente va mucho más allá: Tarjetas de Visita con NFC pueden transferir datos de contacto directamente al móvil, y menús, flyers o papelería con NFC ofrecen muchas posibilidades. Un simple toque basta para acceder a menús digitales, ofertas especiales o formularios de feedback.
Éxito gracias a la transmisión sin contacto
Ya sea en logística, eventos o hasta en la caseta del perro: la tecnología RFID ha llegado a muchos ámbitos cotidianos y abre muchas posibilidades gracias a la identificación automática y sin contacto. Así, los procesos pueden personalizarse, acelerarse y simplificarse notablemente. Los chips RFID, gracias a su pequeño tamaño, pueden integrarse fácilmente en objetos cotidianos como tarjetas o llaveros, ofreciendo tecnología de vanguardia y procedimientos de autenticación eficientes tanto para clientes como para empleados.
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